FICHA TÉCNICA
Título Original: Roma
Año: 2018
País: México
Duración: 135 min.
Director: Alfonso Cuarón
Guión: Alfonso Cuarón
SINOPSIS
Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en
la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En
esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su
propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los
conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación
política de la década de los 70. (FILMAFFINITY)
CUANDO ALFONSO ENCONTRÓ A CUARÓN
Roma es una de esas películas de las que más vale que veas antes de que corra la voz o te llenas de prejuicios. Hacía mucho tiempo que ningún film ponía de acuerdo a crítica y público y parece que el mexicano lo ha conseguido. En todas las webs que he visto, los admiradores ganan por aplastante mayoría a los detractores. Los mexicanos la defienden con vehemencia, los recién llegados al mundo cinéfilo contemplan con asombro el blanco y negro en pleno S.XXI y los muy trillados en esto del séptimo arte agradecen una película alejada de historias personales huecas, catástrofes naturales, explosiones y efectos especiales. Tras intentar alcanzar el reconocimiento creando una magnífica distopía en Children of Men y viajar al espacio inexplotado en la majestuosa Gravity, Alfonso Cuarón ha tenido que tirar de recuerdos y volver a casa para conseguir la admiración de sus admirados. Resulta curioso que lo haya conseguido haciendo lo opuesto de lo que le ha convertido en un director de cierto peso a nivel mundial. Alejado de grandes escenarios, alejado de historias enrevesadas y alejado de personajes que se erigen héroes. El blanco y negro no es casual, sabe evocar con temple el tiempo pasado, y no sería de extrañar que sus propios recuerdos los guarde en tonos grisáceos.
El mexicano hace alarde de su experiencia como director de fotografía, sin embargo, y contrariamente a lo que opina la mayoría de los denfesores del film, en varias ocasiones ese alarde hace que perdamos el interés en la historia principal. Durante el primer tercio de la película parece más interesado en mostrarnos técnicas apabullantes que en centrarnos en el meollo de la película, tal vez sea porque la historia es sencilla y no nos costará meternos en ella, tal vez sea porque lo consideró necesario, pero bajo mi punto de vista, hay escenas alargadas en exceso, hermosas y agradables de ver, pero excesivas para la primera parte del film, que es donde queremos captar la atención. La estética del formato panorámico (2.35:1) combinado con el blanco y negro hace que disfrutemos los planos alargados, los contrastes, reflejos y tomas imposibles, pero pasados unos minutos, tengo la sensación de contemplar a un niño que acaba de aprender a hacer volteretas y se empeña de repetir una y otra vez la misma pirueta. Pero no todo son excesos en Roma, uno de los puntos fuertes es su cásting... Si echamos un vistazo a la ficha en imdb descubriremos con asombro que Cleo, la protagonista indiscutible, ni siquiera había actuado antes, Roma es su primera película. No es de extrañar que arriesgue con esta baza, en muchas ocasiones ha habido directores que se han valido de personas corrientes, o actores sin apenas experiencia, para dar verosimilitud a sus personajes principales (Viridiana, Paraíso: Fe, El evangelio según San Mateo...). En esta ocasión, como en aquéllas, el riesgo merece la pena, el resultado es fantástico. Difícilmente veremos a Yalitza, siempre será Cleo.
LA TRIPLE NACIONALIDAD DE LOS MEXICANOS
El acierto indiscutible de Cuarón es la habilidad que tiene para mostrar la diferencia entre clases sociales de los propios mexicanos. En primer lugar y como prueba inequívoca: El idioma.
Cleo y su compañera de trabajo al servicio de los patrones se comunican entre ellas en mixteco, el idioma propio de una minoría indígena de Oaxaca, mientras que el resto de familia se comunica con ellas y entre sí en español. El idioma ubica a todos los personajes de la película en tres estratos sociales diferentes, el más bajo, como comentaba antes, lo representa Cleo, seguido de la familia a la que sirve, que hablan en español entre ellos, y el más alto, viene representado por el inglés, hablado por la familia adinerada a la que visitan en Navidad.
Otro aspecto que marca la diferencia entre clases es la ubicación en los escenarios, valga como ejemplo una secuencia donde la familia está viendo un programa de televisión sentada en el sofá, Cleo es desterrada a una humilde almohada a su lado, en el suelo... También la luz y el orden de los objetos marca las diferencias, mientras que cuando muestra a las clases altas lo hace con luz suave y objetos en orden, cuando se trata de clases más bajas los hace con excesivo contraste, llegando a molestar el blanco resplandeciente con el negro absoluto, con numerosos obejos colocados de manera desordenada. En otras ocasiones lo hace filmando en planos inferiores, bajando escaleras o en espacios separados de las altas esferas, siempre por debajo de las clases adineradas.
Me llamó mucho la atención la habilidad del mexicano para asociar la música en directo a las clases más bajas (tocada por improvisados grupos u orquestas) y los pulcros sonidos de tocadiscos que escuchan los más pudientes durante las fiestas y momentos de relajación.
MUCHO HUMO Y POCAS NUECES
El director no da tregua en su crítica a todas las clases que quieren hacerse un hueco en los estratos superiores. Una ácida reprimenda a diversos personajes encarnados por varios protagonistas que anhelan escalar en el escalafón social. El principal exponente es el padre de familia, tiene un coche excesivamente grande para su garaje y ha de maniobrar una y otra vez para que entre sin dañarlo. No oculta que se trata de un modelo americano, en clara referencia a lo que le gustaría ser. Resulta cómico verlo llegar a casa después de un día de trabajo en el hospital, es médico, y también se enorgullece en mostrarlo, ni siquiera se quita la bata blanca para conducir hasta su casa. Le gusta mostrar su poderío económico a través del coche y su profesión a través de la bata.
Las clases bajas tampoco se salvan de la crítica, en este caso a través de Fermín, el novio de Cleo. Durante una escena hace alarde de haber prosperado, de haber dejado atrás una infancia de necesidades, y sin embargo, minutos antes aprovechaba un descuido de ésta para sorber el último trago de una coca-cola sin ser visto, dejando al impostor al descubierto con todas sus miserias al aire. Sin duda, son los dos más claros ejemplos de lo que detesta Cuarón, los farsantes. Al farsante mexicano que quiere ser americano lo identificaremos por el cigarrillo, hay que ver la barbaridad de fumadores que salen a lo largo del metraje. Ambientada en los años 70, el tabaco era un símbolo de distinción, una fea costumbre importada de USA que fue adquiriendo todo aquél que deseaba tener un toque de estilo y de clase, fumar estaba de moda, y todos aquellos que querían estar a la última lo hacían. Cuarón lo deja bien claro en una rabiosa crítica que roza la parodia.
¡QUE VIVA MÉXICO, CABRONES!
Dejando atrás todas la crítica social y el análisis del momento histórico que nos muestra Cuarón, Roma nos muestra una historia sencilla, un historia conmovedora en el que una joven sirvienta se convierte en un miembro más de la familia. No entraré en detalles del argumento, merece la pena descubrirlo. Sin embargo, y esto es innegable, deja también claro que, pese a ser objeto de crítica, Cuarón ama a México, lo trata con dulzura, con naturalidad, hace desfilar frente al portal de la casa a todo el catálogo disponible de mexicanos. Lo hace con cariño y respeto, sin juzgar, documentando su presencia en la sociedad. Un México ruidoso, muy ruidoso, un ruido que apenas deja oír las voces y que en ocasiones quiere parecerse demasiado a alguien que no es. Un país que es capaz de albergar historias maravillosas pese a verse envuelto en ruido y humo. Con gente extraordinaria y con seres despreciables, pero todos ellos forman parte de un mismo todo: México.
Roma es una película de mujeres: mujeres fuertes, aguerridas, que saben sobreponerse a los infortunios y afrontan el futuro con valentía. Que saben llorar y saben pelear, y sobre todo, de mujeres independientes, quiere dejar claro ese mensaje: Una mujer no depende de un hombre para vivir con dignidad.
CURIOSIDADES, GUIÑOS Y DEMÁS TONTERÍAS
Que Cuarón es un cinéfilo empedernido no debe sorprender a nadie a estas alturas de la corrida, lo deja claro desde el principio de la película, con la secuencia de los títulos de crédito con el agua simulando las olas del mar. Secuencia, que al final, se convertirá en el clímax dramático de la película. Esas olas de los títulos nos muestran un avión reflejado en el agua, aventurándonos el final de la película, un avión real. Esa manera de cerrar el círculo, me resultó muy del cine de Bergman (que varias de sus películas acaban de igual manera, que empiezan) No es el único guiño del film, la naturalidad de mostrar su realidad, recuerda a otros directores que ya lo hicieron en su día, como hizo Satjayit Ray en la India, Buñuel en España o Manoel de Oliveira en su magnífica "Aniki Bóbó" con Portugal. Como comentaba al principio de la reseña, Roma va camino de convertirse en clásico moderno, personalmente no la considero ninguna obra maestra. El mexicano peca de excesivo en determinados momentos cruciales y empaña una historia magnífica que por sí sola, y sin tanto artificio de cámara, daría un buen resultado.